Cada vez más veces estoy un poco harto de Irlanda. Pero hay que reconocer que esto es una mina.
A pesar de llevar unos dos años y medio en el zulo, entro y salgo del edificio como si fuera un fantasma. No me cruzo con ningún vecino, y si lo hago, no sería capaz de reconocerlos.
Hoy he ido a mirar si tenía algo en el buzón. Y efectivamente algo había. Pero no cartas. Me he encontrado la parte inferior de un bikini o quizá eran las bragas de una tía. Entiendo que causo furor entre las mujeres, pero nadie me conoce en el edificio donde vivo, así que se me ocurren dos posibilidades.
Mi vecino de la puerta de al lado es un triunfador, pero sus conquistas no saben diferenciar un número de otro a la hora de dejar regalos.
Alguna tía ha llegado, o se ha ido, con una castaña importante y por motivos desconocidos ha considerado oportuno hacer uso de los buzones, en concreto el mío.
Y esto ha pasado un miércoles. Nada de fin de semana loco. Aunque ha sido cuando el Barça ha ganado la Copa de Europa. Pero no creo que eso haya influido.
Así que he dejado el trofeo encima del bloque de buzones y he vuelto a entrar en casa. Cuando he vuelto a salir más tarde, alguien se lo había llevado. La propietaria ha recuperado parte de su vestuario. O alguien ha reconocido la prenda y se la hará llegar. O peor aún, a alguien le ha gustado y se lo ha llevado.
Seguiré alerta para ver qué es lo próximo con lo que me sorprenden por aquí.