Archive for June, 2013

Bolivia (I) – La Carretera de la Muerte

June 27, 2013

Después de las 16 horillas de viaje de nada yo llegué a La Paz hecho un guiñapo tremendo. Tras decidir y conseguir alojamiento, dejé los bártulos, descansé un poco y salí a deambular un poco.

Bajé por la calle principal de La Paz y en un momento dado me paré a hacer un par de fotos. Mientras hacía las fotos, se paró un taxi delante de mí, se bajó un payo y al verme, me preguntó:

– ¿Fotógrafo?
– No
– ¿Turista?
– Sí.

Y se fue. Pero sólo se fue un par de pasos. Luego volvió.

– ¿Vas a estar por aquí todo el día?
– (¿Ein?)
– Mira, voy camino de un juicio. Me han dejado solo y necesito un fotógrafo / testigo (no recuerdo) y no tengo a nadie. Se trata de un juicio de maltrato animal. Al contrario de lo que pasa en EEUU, aquí hay leyes que protegen a los animales domésticos (pero no a los salvajes) de las agresiones de las personas (o al revés, no recuerdo). Aquí tengo un vídeo de una intervención policial en la que puede verse a esta mujer maltratando a los animales cuando llegamos (y me enseña un vídeo en un móvil en el que no vi nada). Como personas tenemos el deber, porque es un deber, de proteger a los animales. Aquí llevo algunas pruebas de lo que obtienen de los animales (y me enseña unas plumas de colores que llevaba en una bolsa de plástico). La vista será dentro de un par de horas más o menos. Lo van a concretar ahora. Si te parece, te dejo mi nombre y mi móvil, miras un poco por Internet sobre mí y sobre lo que te he contado y si puedes echarme una mano, me llamas y vienes al juicio. Los juzgados están aquí al lado.

Yo aquí pensé “Acabo de llegar y esto ya se pone interesante. ¡Aventuras surrealistas!”. Pero luego pensé “Si me piden el pasaporte y estar localizable, me han jodido las vacaciones. Además, no tengo claro mi papel en el juicio, pero no es serio ir si no sé ni de qué va”. Finalmente no le llamé (y con lo grande que es La Paz me lo crucé un par de veces en los días siguientes y yo me hacía el tonto por si me reconocía y me iba a echar algo en cara).

Tras eso me fui a buscar un tour para hacer la carretera de la muerte en bici. Aunque se conoce así a la carretera, por si acaso lo mejor es decir la Carretera de los Yungas. Es la única carretera de Bolivia donde se conduce al revés. Los que bajan van por la izquierda y los que suben por la derecha. En principio los que bajan van por la izquierda porque es el lado del volante y es ahí donde está el precipicio. De esta forma es más sencillo sacar la cabeza por la ventanilla y apurar la anchura de la carretera al máximo. Cuando era la única carretera existente, los cruces en determinados puntos tenían bastante riesgo y por lo visto morían unas 100 personas al año al despeñarse por los precipicios.

En bicicleta es una pasada de carretera. Es cierto que no hay protecciones y que los precipicios siguen estando ahí, pero bajando en bicicleta hay espacio para caerse de todas las formas posibles pero siempre dentro de la carretera. Hay que tener muy mala suerte o poner mucho de tu parte para ir precipicio abajo. Se trata de más de 50km de bajada, comenzando en un clima frío y terminando en uno cálido, con unos paisajes preciosos. Merece la pena. En Internet he encontrado unos cuantos vídeos de programas sobre esta carretera. No me cuadra lo que viví con lo que veo en esos programas. En alguno hasta hacen un ritual antes de entrar en la carretera. La TV y sus tonterías con tal de tener más impacto y audiencia. Casi todo puro cuento y tontería.

Durante el camino, el guía va haciendo fotos, algunas de ellas en los lugares típicos. En la siguiente foto, las instrucciones eran claras. Primero todos con las bicis al borde del precipicio. Luego todos sentados en el precipicio. Pero siempre tiene que haber un memo que no se entera y mientras todos están con la bici, él se sienta en el precipicio. El memo era yo. Menos mal que todavía no era la foto definitiva y pude corregir mi actuación estelar.

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Perú (y IV) – De Perú A Bolivia

June 24, 2013

La vuelta de Machu Picchu a Cuzco fue en tren hasta Ollantaytambo y en fregoneta desde allí hasta Cuzco. Pa’habernos matao’. De nuevo iba en primera fila en el centro, al lado del conductor. En una de las primeras curvas, nosotros la cogimos por fuera y un camioncillo cargado de piedras que venía de frente venía por dentro pero abriéndose peligrosamente cada vez más. Tanto se abrió, que al cruzarnos nos atizó con su retrovisor en uno de los cristales laterales de la “frego”. Más cerca y nos manda a Cuenca. Se pararon un rato para ver daños e insultarse un poco y sin más continuamos camino.

Nuestro conductor estaba empeñado en ir a Cuzco y volver a Ollantaytambo a tiempo para asustar a otra remesa de turistas y aborígenes que vinieran en el siguiente tren. Con ese objetivo en mente, el desgraciado se dedicó a ir a toda leche por la carretera pitando a todo lo que se ponía delante para que se apartara (en Perú y Bolivia les quitas las bocina en un coche nuevo y no te lo aceptan ni regalado. Cabrones ruidosos). Para ser sinceros, el asqueroso niñato se lo podía permitir porque había calzado los neumáticos slick para carreras en seco. Hijo de puta, sus ruedas no tenían apenas dibujo.

La tensión con la que yo iba me había subido los huevos a la altura del ombligo. De vez en cuando me daban ganas de acercarme a su oreja y susurrarle bajito en plan psicópata “como nos demos un golpe por arriesgar la vida de una forma tan absurda, te juro que te voy a dar puñetazos hasta reventarte la cabeza en cuanto recobre el conocimiento, hijo de puta”. Quizá excesivo. De todas formas, ningún pasajero le dijo nada. Sinceramente creo que alguien le dice algo y su comportamiento hubiera cambiado seguro.

Yo, como el resto, pasé. Justo a la entrada de Cuzco, nos paró la policía y nos pidió el pasaporte a todos. El tío sabía que eso ocurría así que poco antes del control se puso las gafas de ver y se las quitó al salir del control. Acojonante.

Una vez descubierta otra gran aportación de la gastronomía peruana, la Inca Kola (es de un amarillo nuclear con sabor a chupa-chups Kojak, creo que éste), el plan era continuar el viaje pasando a Bolivia. Por unos 20€ tenía contratado un viaje nocturno en bus turístico semi-cama desde Cuzco a La Paz que iba a ser en un único autobús (o dos) con una única parada a las 6.30h de la mañana. Mentira. Pura mentira.

Total, que me puse a esperar en la Plaza de Armas de Cuzco sentado en un banco para hacer tiempo antes de coger la mochila grande que había dejado en el hostal de Cuzco antes de salir hacia a Machu Picchu para luego ir a la estación de autobuses (terrapuerto). Estando sentado en un banco, al cabo de un rato se sienta un aborigen a mi lado y un rato después otro más. Ahí estábamos los 3 viendo pasar la vida cuando llega una guiri de unos 60 años, nos sonríe a los 3 como pidiendo permiso, saca la cámara… ¡¡y nos hace una foto!! ¡¡Pero señoraaaaaaa!! ¡¡Si ni siquiera soy de aquí!! ¡¡Dese la vuelta que detrás tiene una catedral para fotografiar!! Flipante. Tras la foto, sonrió en plan agradecimiento y siguió andando. Qué pena no haberle pedido algún contacto para tener una copia de la foto…

Se supone que coges un bus nocturno para ahorrar un día de viaje y una noche de alojamiento. Todo ficción. Creo que ha sido el peor viaje de mi vida (pero estuvo bien hacerlo al menos una vez en la vida).

La teoría era llegar a la frontera a la altura de Puno, es decir, del lago Titicaca más o menos al amanecer y poder disfrutar del paisaje. Otra teoría era ir en la primera fila en el piso de arriba para relajarme con el monótono tráfico y quedarme sopa pronto. Demasiadas teorías.

Cuando subí al bus, algunos guiris aparte, todos iban demasiado abrigados. Supuse que para ellos era invierno y estaban acostumbrados a temperaturas mayores. Era el inicio de una trampa.

Comenzó el viaje. Entre los botes que iba dando por la carretera y que cada vez nos cruzábamos con un camión / autobús en sentido contrario yo trepaba por el asiento queriendo huir de un accidente seguro, no pude pegar ojo hasta al cabo de 2h cuando el pánico me dejó exhausto.

Esto sólo duró hasta las 3.00h de la mañana aproximadamente. En ese momento me desperté tieso de frío. Casi todos los que no eran guiris iban tapados con mantas que habían llevado ellos mismos. ¡¡Cabrones!! ¡¡Esto se avisa!! No sé si el que estaba sentado a mi lado estaba despierto o le desperté yo al moverme, pero se incorporó hacia el parabrisas para mirar por la ventana y en lugar de quitar el vaho con la palma de la mano, se puso a rascar el hielo ayudado por la cortina. ¡¡El vaho de los pasajeros se había congelado por dentro del autobús!! Esto no lo había visto nunca. Teniendo en cuenta que estaba en mitad de la nada y muerto de frío, cuando vi al pollo rascar el hielo interior casi me pongo a llorar.

Por fin llegamos a Puno para hacer la primera escala. Debían ser antes de la 6.00h de la mañana, aún de noche. La estación de autobuses no era la mayor fiesta, pero al menos tuve acceso al resto de mi equipaje y me pude poner algo más encima aunque tardé en entrar en calor.

A partir de ahí, quedaba un paso de la frontera andando, un tercer autobús, paso de este tercer autobús por el estrecho de Tiquina (autobús por un lado y pasajeros por otro) y algunas horas más hasta La Paz. Total: 16h de viaje. Sí, en los viajes nocturnos llegas súper descansado.

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Perú (III) – Machu Picchu

June 23, 2013

El “precioso” pueblo de acceso a Machu Picchu es Aguas Calientes. Bonito, bonito. Enamora, vamos.

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Repleto de restaurantes para guiris. Agobiante.

A Machu Picchu se puede ir andando subiendo el millón y medio de escalones de la montaña donde está o subir en el autobús pagando el competitivo precio de 9 dólares para 15 min de trayecto. Su servicio comienza a las 5.30h de la mañana, pero ya hay gente en la cola a las 5.00h. Se puede comprar el ticket el día anterior y así sólo hay que hacer la cola del autobús el día de la visita.

Al recinto de Machu Picchu se entra por unos tornos que se encargan de destrozar el encanto. A esto hay que añadirle la cantidad de información que ya existe sobre Machu Picchu, lo que quita casi cualquier tipo de sorpresa a la visita. En cualquier caso, la situación de Machu Picchu es increíble y no hay fotografía o documental que pueda recoger las sensaciones de estar en una ciudadela rodeado de impresionantes montañas.

Llegué en el segundo autobús a Machu Picchu y por no estar con todos los turistas, nada más entrar me puse a andar en lo que resultó ser el camino a la Puerta del Sol. Ahí estaba yo más feliz que una perdiz subiendo sin aliento. A esa hora, Machu Picchu aún estaba cubierta por unas nubes como supongo que sucede cada día.

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Tras un buen rato andando empecé a cruzarme con guiris que me decían que iba en sentido contrario mientras yo pensaba “¿¿Pero de dónde salís??  ¿¿No se supone que soy el primero en este camino??”. Finalmente llegué a la Puerta del Sol y comprendí.

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Ese es el punto al que llega al amanecer el Inka Trail tras varios días andando. Es una forma más cansada de llegar a Machu Picchu pero desde luego es mucho más bonito estar andando varios días y al amanecer del último ver Machu Picchu desde la Puerta del Sol.

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Incluso alguno me dio las felicitaciones por haber terminado el trail (se felicitaban entre ellos) y yo les contestaba que se equivocaban, que yo había hecho trampa y había venido en tren y subido en bus.

Tras un rato allí, bajé de nuevo a la ciudadela e hice la foto típica.

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Foto de uno de los templos afectado por algún terremoto

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Foto del templo de las 3 ventanas

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Un par de foticos más

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Empezaba yo a sentir todo el misticimo del lugar y hasta pude ver a un par de incas trabajando

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Esto explicaría la colocación de las piedras en muchas de las casas. Hasta el inicio del techo las piedras encajan perfectamente pero a partir de ahí parece que se relajaban. O ha sido restaurado de aquella manera por los nuevos incas de la foto o la parte superior de la casa la hacían los becarios de la época.

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A los incas les gustaban las piedras y los escalones más que a un tonto una tiza. En lugar de graneros tenían “pedreros”.

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Y teniendo piedra… pues se hartaron. Jamás he visto más escalones. Por lo que dice todo el mundo los incas fueron brillantes. No sería para tanto. Ni un ascensor vi.

Huayna Picchu es la montaña que se encuentra en el fondo de la típica foto de Machu Picchu. El cupo máximo diario para subir a él es de 400 personas en dos turnos distintos. La entrada está entre las dos casitas de la siguiente foto.

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Cuando llega la hora de tu turno, haces cola en la entrada y te piden pasaporte. En un libro de control escribes tus datos y la hora de entrada. Al salir escribes en la misma línea la hora de salida. Así no se les pierde uno. En realidad, así saben si mosquearse e ir a buscar a alguien aunque no tengo claro si en esos casos salen a buscar hacia arriba o hacia abajo.

El siguiente par de fotos son desde el Huayna Picchu.

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La subida consiste en subir un escalón tras otro. Millones de veces. En general “por dentro” de la montaña pero a veces por el borde. A mí me llegó a adelantar un obrero peruano a toda leche y con medio litro de cocacola mientras decía “¿¿Y han pagado por esto??”. Pues sí tío, nos la han metido doblada.

Para llegar al final del Huayna (ya somos colegas) hay que pasar por un hueco debajo de una piedra.

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Cuando llegas arriba haces un poco lo de “¡¡Ooohhh!! ¡¡Aaahhhh!!” y cuando tienes suficiente pues comienzas la bajada. Aunque la segunda no lo parece, son fotos de bajada. La gente prefería bajar al revés por si resbalaba.

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Al llegar de nuevo a Machu (más colegueo), di alguna otra vuelta y cuando me cansé, bajé a Aguas Calientes, pero esta vez bajando los, de nuevo, millones de escalones.

Perú (II) – Moray y Salineras de Maras

June 23, 2013

Esto no es una guía de lo que puede hacerse en Perú o Bolivia ni de cómo debe hacerse. Esto es lo que hice yo.

Lo poco cerrado que tenía cuando fui a Perú & Bolivia era el billete de tren de Ollantaytambo a Aguas Calientes (Machu Picchu) y la propia entrada a Machu Picchu para evitar que se agotaran.

Yo llegué a Cuzco en avión desde Madrid con escala en Lima. Así que para llegar a Ollantaytambo desde Cuzco, contraté un tour que visitaba las Salineras de Maras y las ruinas incas de Moray.

Primero visitamos las salineras. De la montaña emana un poco de agua salada y caliente que es recogida en un montón de pequeñas terrazas donde dejan evaporar el agua para obtener la sal. Esta sal no es la forma con la que la gente del lugar se gana la vida sino un complemento.

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Tras esta visita fuimos a ver las ruinas incas de Moray. Se piensa que se trata de una serie de terrazas de cultivo donde poder experimentar con distintas temperaturas y humedades ya que varían desde lo más bajo a lo más alto.

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A partir de ahí el tour volvía a Cuzco, pero como no era mi destino, me dejaron en un cruce de carreteras donde pasaba un autobús local que iba hacia Urubamba. Éste fue el primer autobús local que tomé y era curioso. En la radio, a un sonido importante, sonaba una canción que no paraba de repetir “¡¡Borracha!! ¡¡La gente está borracha!!”. Bastante apropiada.

Al llegar a la estación de autobuses de Urubamba, me indicaron el que debía coger para continuar hasta Ollantaytambo. En este caso se trataba de una fregoneta llena asientos que salía cuando estaba llena. Yo fui uno de los últimos en llegar así que salimos de inmediato. Iba en la parte de delante junto al conductor y otra pasajera.

Como iba en medio y cada vez que alguien se bajaba, pagaba por la ventanilla contraria al conductor, al final me dediqué a pasar el dinero en ambos sentidos (pago y cambio). Me ofrecí a ser el ayudante del conductor pero me dijo que no se ganaba mucho de ayudante. Llegué a Ollantaytambo a la hora de comer.

Perú (I) – Intro

June 23, 2013

Había que tachar de la Bucket List lo de viajar en plan mochilero y como ya empezaba a ser muy tarde y además se me volvieron a cruzar los cables, me fui algo más de 3 semanas de viaje. Más o menos 1 semana a Perú y 2 semanas a Bolivia.

El plan final fue medio mochilero. He dormido en hostels pero siempre que ha sido posible (fuera de los tours) en habitación con baño privado. Por otra parte, únicamente he llevado cerrado el billete de tren de Ollantaytambo a Aguas Calientes y la entrada a Machu Picchu por miedo a que se acabaran, pero el resto lo iba contratando sobre la marcha. Eso no significa que fuera a ciegas, llevaba parte de la guía Lonely Planet y más información buscada por Internet.

La ida fue el día 23 de Mayo de Madrid a Cuzco con escala en Lima, y la vuelta el 15 de Junio de La Paz a Madrid con escala en Lima.

Conclusiones generales del viaje (algunas muy obvias):

– Como era de esperar los precios estando allí y contratando por tu cuenta son más baratos que buscando por Internet desde el país de origen de cada uno. Aún así, es fácil que en muchos establecimientos te cobren la tarifa gringo (que son todos, no sólo los americanos como yo pensaba). No dejas de ser un guiri de vacaciones con más dinero y mejor vida que muchos de ellos. Por eso, muchos precios son negociables si es que te merece la pena hacerlo.
– Al cambiar moneda hay que evitar aeropuertos y fronteras. Una vez en la ciudad puedes rascar más o menos (en mi opinión no diferencia apreciable), pero ya has salvado el timo principal.
– Aunque parezca absurdo, al buscar habitación en Perú y Bolivia, no sólo hay que preguntar si tienen agua caliente 24h sino comprobarlo. Pedir que te enseñen la habitación y abrir el grifo para ver que es cierto. A veces llaman agua caliente a agua casi fría. A veces el agua caliente depende del sol por ser sistemas solares. A veces el agua caliente se acaba al cabo de un rato. A veces no hay durante todo el día. Evidentemente esto ocurre en hostels no en alojamientos más caros.
– En Perú y Bolivia no es normal que haya calefacción, lo que no significa que en su invierno (nuestro verano) no haga frío. Lo hace y a veces mucho.
– En Bolivia el papel higiénico no es un derecho universal. Lleva kleenex o tu propio papel o asume las consecuencias.
– No vayas con prisas ni esperes no tener que perseguir las cosas para obtenerlas. En el mejor alojamiento en el que he estado (hotel 3 estrellas en La Paz) no me pusieron toalla en la habitación (en este alojamiento la ponían) y la pedí. Me dijeron que sí. Pasaron de mí. Cambió el turno y no hubo comunicación entre ellos. Tuve que volver. Resultó que habían lavado todas las toallas y no se habían secado porque el día había sido nublado (¿en serio?). Tras perseguir un poco, conseguí la toalla de una habitación ya preparada que no había cogida (¡coño! Si la habitación está vacía… ¡dame la toalla a mí!).
– Hay que tener cuidado para no tener sorpresas desagradables. Al final te pueden pasar de todas formas, pero la Lonely Planet y otras fuentes de información dan una impresión mucho más peligrosa de las ciudades que lo que realmente es al final. Siempre eres susceptible de pasar ratos malos o muy malos pero lo normal es encontrar gente normal que te ayuda de forma altruista.
– Los precios no tienen base real en muchas ocasiones. Diferencias de precio brutales no son necesariamente diferencias en calidad de servicio. Como guiri es posible tender a pagar más para evitar servicios “demasiado locales” (viajar en el autobús con gallinas por ejemplo) pero a veces se paga más por puro desconocimiento de la oferta disponible.

¡Este post es absurdo! Espero mejorar en los siguientes.

Los Miserables

June 23, 2013

Entre los más miserables y a un nivel similar a los bancos se encuentran los aeropuertos y las compañías aéreas.

Desconozco los costes que tienen ambas pero desde el punto de vista del usuario se trata de un servicio extremadamente caro, especialmente en vuelos intercontinentales, en el que el precio suele subir de forma equivalente a la bajada en calidad.

Lo más barato que se puede encontrar para un vuelo de ida / vuelta Madrid – Lima sale por más de 800€. Para mí eso es mucho dinero. A cambio eres tratado como ganado desde que pones un pie en el aeropuerto hasta que sales de él.

Nada más empezar tienes que hacer una cola desesperante para conseguir tu tarjeta de embarque. La cola avanza extremadamente lenta y no entiendo el motivo. Das tu pasaporte, encuentran tu vuelo, pesan tu maleta y te dan la tarjeta. Pues algo más debe haber. Yo he visto auténticas negociaciones en esos mostradores aunque desconozco el contenido de las mismas.

Pensaba que lo anterior era difícil de superar, pero la última vez me dieron un par de formularios de inmigraciones mientras estaba en la cola, para que los rellenase con el bolígrafo que no me dieron y apoyándome en el aire (o la espalda del desconocido de delante) mientras la cola avanzaba y yo empujaba mi equipaje. Las instrucciones fueron “Por favor, rellénelos antes de llegar al mostrador”. Pues vale.

Entiendo que las cosas son como son por mi desconocimiento sobre el tema pero no comprendo nada.

– En el control de seguridad puedes pasar 10 botellas de 100ml pero no una botella de 1l. Estupefacto me quedo.
– He pasado con exactamente la misma ropa por unos cuantos detectores de metales. Han saltado de forma aleatoria. No me vale la explicación de la distinta sensibilidad de la máquina. Deberían estar configuradas a la misma.
– No existe criterio de seguridad común. Unos días puedes pasar con unos productos, otros días no. Un día vas con varios componentes electrónicos en la maleta y no pasa nada. Otro día vas únicamente con el cargador del móvil y te hacen abrir la maleta para ver qué es ese cable. ¿En serio?

Teniendo en cuenta todo lo anterior, yo ya hago el mínimo caso a las instrucciones de seguridad. Me quito el abrigo y dejo monedas, llaves y móvil en la bandeja. Si llevo portátil lo pongo en otra bandeja. El resto que se lo curren. Y si se satura el control de seguridad (más de lo que ya lo está) pues es lo que hay.

Muchas veces piden que vacíes los bolsillos en la bandeja para así evitar olvidos y agilizar el proceso. ¿Perdona? Si piensas que voy a vaciar mis bolsillos en la bandeja ya puedes ir sentándote y esperar, chato. Cada vez que pasas el detector, todo lo que llevas se queda en una bandeja por la que nadie se hace responsable. Si tu bandeja pasa el control pero tú no, tu bandeja queda al alcance de cualquiera hasta que tú consigues volver a pasar por el detector o incluso mientras te cachean como a un delincuente. Si al llegar a tu bandeja falta algo… mala suerte.

Por otra parte, ver todo lo que quitan a los pasajeros en el control de seguridad y tiran a la basura (o se lo quedan ellos) es para echarse a llorar. Pasta de dientes, espumas de afeitar, desodorantes, cremas solares, maquillajes, colonias, perfumes, bebidas, … muchas veces nuevos. Todo por motivos de seguridad que al menos a mí no me han explicado y que no entiendo.

Lo que me saca de quicio es que quiten a todo el mundo el agua. Esto no sería tan malo si al pasar el control hubiera fuentes de agua o máquinas que vendieran botellas de agua al precio de mercado normal. Pero no es así. Te roban obligatoriamente el agua para que puedas volver a comprar más agua a varias veces su precio (he llegado a ver el medio litro de agua a 3 dólares la botella).

Yo pensaba que la zona de embarque era una zona Duty Free con precios más bajos para vuelos internacionales. He dejado de pensarlo. Ahí lo único free es el robo. Todo es carísimo pero aún así te piden el pasaporte y la tarjeta de embarque cuando pagas, para mantener el teatro.

Tampoco entiendo que los precios en la zona de embarque no estén controlados y limitados. No se trata de libre mercado. Se trata de permanecer en una zona del aeropuerto en la que no tienes otras opciones. Comprar un refresco por 5 dólares se ve como algo normal. No hay alternativa. Es de los robos más descarados que he visto nunca.

Lo más surrealista en cuanto al control de seguridad ha sido en un vuelo La Paz – Madrid con escala en Lima. Paso el control de seguridad en La Paz, subo al avión y al bajar voy directamente a la zona de conexiones internacionales en Lima. ¡¡Pues me hacen pasar de nuevo por el control de seguridad!! Miren señores, si ahora tengo algo que no tenía en el anterior control, es cagalera por el café que me han dado en el vuelo. Nada más. Encima, como “apenas hay control y no hay nada informatizado”, una chica recorría la cola preguntando a todo el mundo desde dónde venía y a dónde iba para recogerlo en un folio mediante palitos que hacía parecer el folio la pared de la celda de una cárcel.

En el momento de embarque, la compañía te pide que a cambio del gran trato que estás recibiendo, colabores y embarques por orden según la fila en la que está tu asiento. Lo contrario dificultaría aún más el tetris que hay que hacer en la cabina para conseguir que todo encaje perfectamente en los minisitios.

No voy a entrar en el daño medioambiental. No ya por el combustible sino por la cantidad de residuos generados en aeropuertos y en los propios vuelos.

Fin de otra pataleta más. Ya me siento listo para escribir los siguientes posts libres de mierda.