He ido un par de días a montar en bicicleta por Phoenix Park. Está a 10 minutos en bicicleta desde donde vivo y parece ser uno de los mayores parques, dentro de los límites de una ciudad, del mundo. Por lo visto, sólo Richmond Park, en Londres, es mayor. Y qué mejor lugar para mi dosis semanal de autismo.
El primer día que fui, no había apenas una nube, pero hacía mucho viento. La segunda vez caía una lluvia no muy fuerte pero muy constante. Me puse el impermeable y los sobrepantalones y a pasarlo bien bajo la lluvia, porque la verdad es que me gustó el paseo.
Poco después de entrar, te encuentras con esto.
Puedes cruzar el parque de forma completamente recta de un extremo al otro. Lo siguiente es una foto de este camino peatonal. Además de éste hay un camino de bicicletas y la carretera para los coches.
En el parque, hay unos cuantos ciervos que viven allí completamente libres. Quise encontrarlos, así que estuve dando vueltas a través de la hierba mientras me ponía hasta arriba de agua. En principio, lo más cercano a un ciervo que encontré fue esto.
Finalmente, di con los ciervos. Evidentemente si me acercaba, se iban yendo y como no era cuestión de tocarles las narices, porque eran más que yo, les dejé tranquilos después de sacarles unas fotos desde cierta distancia.
Fue un domingo y la noche anterior debieron de salir de marcha hasta el amanecer porque estaban un poco sosos. Ni unas carreritas, ni amagos de atacarme (menos mal), nada. Estarían resacosos.
No sé si será uno de los mayores parques del mundo (dentro de los límites de la ciudad), pero entre el viento que suele hacer en Dublín y que es un parque bastante abierto, lo que lo hace realmente único es que en él los pájaros levantan el vuelo como los Harrier y no pisas las hojas secas sino que las llevas entre los radios de la bici hasta que el viento que las ha puesto allí se las acaba llevando.