Hace unos cuantos días que no escribo nada por dos motivos principales:
– No hay novedades en el frente.
– Me he comprado un portátil y he estado luchando con él a brazo partido.
Es un portátil muy chulo, con pantalla, teclas (un montón, incluso creo que me sobran) y algunas cosas más.
La historia es que cuando llegó el portátil a casa, me crecí más de lo que debiera haber hecho. Lo vi y pensé “A esta calculadora grande y brillante, le borro todo lo que tiene y la dejo a mi gusto. Si es que viene para usuarios que no han visto un ordenador en su vida, y yo soy un usuarioquetecagas, la élite”. Así que lo primero que hice fue borrarlo todo. Luego me puse a montar lo que yo quería y como “buen” informático, digamos que al final “me han faltado y sobrado piezas”.
La primera fase ha sido conseguir que funcionase casi como quería. Y la segunda ha sido que dejase de funcionar completamente. Al principio ganaba yo la partida, luego ha empezado a ganarla el maldito portátil y al final he optado por un empate técnico. Ni tengo lo que quería, ni está como vino fábrica. Por el momento y hasta que recupere fuerzas, así se queda. Un pacto de no agresión por ambas partes.
He jurado y maldecido en todos los idiomas que conozco, lo que viene a ser, algunos tacos en español y no demasiado sofisticados.
He pasado a la velocidad de la luz y a golpe de “Siguiente, siguiente, siguiente” millones de pantallas, unas veces con estúpidos mensajes y otras con mensajes completamente incomprensibles. Estoy seguro de haber aceptado opciones del tipo “Sí, acepto vender mi alma al diablo” o “Gustosamente recibiré una paliza diaria al amanecer”. Ya nada importaba. He llegado a seleccionar opciones a la vez que las leía en voz alta finalizándolas invariablemente con algún recuerdo a la familia del portátil. Algo del estilo “Sí, quiero instalar esto lo que sea, pedazo de hijo de la gran p**a”. Y he rechazado otro millón de veces dar un puñetero paseo por Windows. Tanto ofrecimiento no era un paseo por Windows, era el Camino de Santiago completo.
Y he confirmado lo que ya pensaba hace tiempo. Habría que exterminar a los informáticos de una vez por todas. Malditos.
Y después de estos amenos días, mañana seguiré currando con algún primo hermano de mi portátil. Seguro que por la noche hablan entre ellos y mañana me putean los dos.
Y aunque no tenga nada que ver con lo anterior, el que tenga pensado ir al cine, que no deje de ver “The Lives Of The Others” y “The Painted Veil” que, acabo de verlo, es una copia renovada de la versión original. En la versión renovada actúa Edward Norton, protagonista de “American History X“, donde hacía de skin. Y después de escuchar su verdadera voz, tengo una curiosidad tremenda por verle un poco en la versión original. El doblaje español es con una voz grave. Cuando le escuché hablar al principio de la película, me pegaba más que dijera “Ay, qué contratiempo, me he roto una uña” a “Voy a matarte, negro de mierda”.
Y si alguien sabe el porqué del título “The Painted Veil”, por favor, que me lo comente…