El desierto de Wadi Rum era lo que me hizo ir a Jordania, por detrás de Mar Rojo y Petra.
La llegada fue un show… El día anterior a ir, pregunté a uno que había en la parada de los buses por el autobús a Wadi Rum. Me dijo claramente que salía a las 6 ó 7 de la mañana. Y ahí estaba yo antes de las 6 de la mañana cuando aún no había amanecido. El pequeño detalle era que salía a esa hora desde Wadi Rum para venir a Aqaba, quedarse esperando varias horas y volver de nuevo a Wadi Rum. Vamos, que finalmente salí sobre las 13.00h, tras esperar unas 7h.
Un horror. Más aún si tenemos en cuenta que entre todos los taxistas pesados había uno que ya estaba cuando llegué, que seguía cuando me fui, que no hizo una sola carrera en todo ese tiempo y que parecía el organizador del resto que me estuvo dando la torrada hasta que le grité que tenía todo el tiempo del mundo para esperar al bus pero nada de dinero. Para ser sincero al menos una de las ofertas que me hizo en 7h para irme en el taxi de su colega compartiendo viaje con otros fue buena, pero yo no estaba receptivo con la cantidad de cosas que decía y la poca credibilidad que le daba a todo lo que decía.
Mi primer alojamiento en el desierto era uno que no estaba dentro de la zona “oficial” de Wadi Rum sino fuera. Así que el bus paró en mitad de la nada y me dijo que esa era mi parada, que tenía que andar unos 300m para llegar. Había un cartel con el nombre del alojamiento pero poco más. Si aquello era una broma, estaba jodido. Bajé del bus y el panorama era éste.



Así que me puse a andar por el camino que empezaba entre los dos postes.

Menos mal que tras pocas curvas apareció el sitio porque a esas alturas mi plan para salir del apuro era ponerme a llorar, deshidratarme rápido y morir miserablemente.
El desierto tiene varios “camps” para alojarse. En general bastante básicos, pero en los dos que estuve había duchas, a pesar de estar en el desierto, especialmente el segundo. En Jordania no tengo claro lo que es desierto y lo que no, porque el país no es que sea el pulmón del planeta.
En cualquier caso, Wadi Rum es un desierto de arena roja, pero también hay zonas de arena blanca. Lo más curioso para mí es que están separadas.

Es un desierto plano con pocas dunas y con rocas gigantes, ¿montes?, que salen muy verticalmente del suelo y que en muchas ocasiones tienen el aspecto de estar fundiéndose. Por lo visto, hace millones de años el desierto era un océano y son las formas que dejó la erosión del agua.

El guía me dijo que el desierto tiene tanta agua subterránea que abastece al resto de Jordania.
Otras fotos.


Mi cama del segundo camp (ya dentro de lo que es Wadi Rum). Juro que no pedí la cama infantil.

Y un par de fotos de uno de los coches que visitó el camp. Ventana rota y un disparo en la parte trasera. Inquietante.

