Tras sufrir el frío y las penalidades del perroflauta, el final del viaje era sufrir el calor y las penalidades del perroflauta pero en la Amazonía boliviana. El lugar donde vamos los guiris como rebaños, pero muchos menos que en Perú, es Rurrenabaque, puerta de entrada a la Amazonía. Quizá ya lo es. A mí con preguntas de cultura no, ¿eh?
La mejor forma de llegar desde La Paz es por avión con Amaszonas o TAM. Amaszonas más flexible, TAM más barata. En este tipo de vuelo los precios son fijos. Si tardas demasiado en coger el billete, lo máximo que puede pasar es que te quedes sin plazas, pero el precio no sube (afaik). Los aviones son pequeños o muy pequeños. El que me tocó a mí a la ida era muy pequeño. Hélices, 19 pasajeros, no baño.
Es un vuelo bastante curioso, al menos para mí, porque no pasas tan lejos de alguno de los picos que sobrevuelas. Además, al ser avión más pequeño y por hélices es más inestable, pero más divertido. Tras 40 min llegas al estupendérrimo aeropuerto de Rurre (cuando ya eres colega, así se llama o se te traba la lengua).
En Rurre te das una vueltica y contratas un tour para selva (o jungla) u otro para pampas. O uno combinado. Yo cogí uno combinado pero con compañías distintas. Especialito que es uno y que le cayó medio bien a la que me atendió en una de ellas. Ventajas de ir a sitios en los que se habla tu idioma. Vacilas, gastas bromas y disfrutas más el viaje.
A la selva se llega tras unas 3h en lancha por el río Beni y torciendo a mano derecha por el río Tuichi como quien dice. Viaje relajante donde los haya. Calorcito, vientecito, movimiento de la barca, … vamos, que te quedas sopa si te descuidas.
Hay distintas actividades organizadas, pero sobre todo se anda por la jungla mientras te cuentan cosas curiosas. Ahí va mi resumen sesgado una vez que pasa por mi mente enferma (la vuestra quizá esté peor así que sin vacilar, ¿me entiendes? Min 6:50. Para estas cosas hay que ser preciso porque veo que son 10 min y mi estómago no aguanta tanto. Será la edad, que por otra parte, tampoco es tanta).
La selva parece un lugar donde los nutrientes para las plantas sobran y podría plantarse cualquier cosa. Gracias a dior no es así. Por lo visto, la capa de suelo realmente fértil de la selva tiene una profundidad de unos 10 cm. O 20cm. No sé, pero poco. Si pones un huerto, la primera cosecha bien. Para la segunda… don’t hold your breath. La selva es espesa, pero los árboles no son tantos. Hay matorral, lianas (¡¡Tarzán!!), y vegetación. Los árboles “jefe” puede que tengan raíces que llegan a 50m de su tronco. Guerra constante por los nutrientes y la luz.
Termitero. Las termitas sólo comen madera muerta, muebles de Ikea principalmente, pero no árboles. No les gusta la luz porque… porque son muy suyas, así que desde el termitero al suelo tienen mantienen un camino.
Gente que vive en la selva cultiva cañas de azúcar. Si coges una caña, es madera sólida. Suficiente como para atizar a alguien. Coges una y se te pone cara de antidisturbios como poco. Incluso notas cierta reducción en tu capacidad intelectual. En nuestra guiri-visita, pudimos ver una máquina curiosa para “apachurrar” cañas de azúcar.
La caña se pasa un par de veces por el “apachurramiento” y la tía suelta todo lo que lleva dentro. Y es mucho más de lo que parece.
Ése era mi cuenco. Me bebí dos con el pensamiento “cagalera inminente”, pero curiosamente no llegó a ocurrir. Incomprensible porque una vez que se me mete algo en la cabeza soy lo suficientemente terco como para somatizar hasta un infarto. Los guías llevaron unas limas y la mezcla estaba muy buena. Nos comentaron que si lo dejas pocos días coge suficiente fuerza. Supongo que mojito.
Andando por la selva encuentras cosas como…
Lianas bonitas
Árboles echando raíces curiosas
Telarañas que ni Spiderman
Y lo más impresionante, árboles que “andan”. Son árboles cuyas raíces les salen 2 metros antes de llegar al suelo y están cubiertas de pinchos. Si el árbol ve que necesita moverse hacia algún lado para tener más luz, deja morir una de las raíces del lado que no le interesa y empieza a sacar una hacia donde quiere ir. No ganarán los 100m lisos pero a su manera andan. Y sin cachondeíto porque no se caen como nosotros que vamos tan de “guays”.
Pero ahí no termina la cosa. Las expresiones “esto es una jungla” y “te cagaron” no son gratuitas. Hay otro árbol cuya semilla es comida por algún pájaro o mono o bicho que se mueva. Luego planta un pino en una rama con esa semilla. La semilla utiliza los nutrientes del tordo para sacar un tallo hasta el suelo y otro hacia el cielo. Una vez que llega al suelo, tiene aún más nutrientes para crecer. Continúa creciendo hacia arriba para conseguir más luz y a la vez saca “brazos” para estrangular al árbol en el que ha empezado a crecer. Poco a poco lo va rodeando y quitando la luz. Al final, el árbol original muere por no poder crecer ni tener luz. La descomposición del árbol original sirve de alimento al nuevo árbol cabroncete.
Respecto a los pájaros, los que más me llamaron la atención y pude fotografiar fueron los tucanes de la Guinness
Y los guacamayos
Aquí, tengo que hacer un inciso.
Quisiera ser guacamayo
Y tener plumas azules
Para cagarme en tu padre
Sábado, domingo y lunes.
Ahí queda eso. Que no se diga que mis padres no me educaron bien.
Una foto desde una especie de mirador
Y una foto de una piraña
Aún no tengo claro si me impresiona más la piraña o esa pedazo uña flamenca. ¡¡Arrrrrrteeeeeee!!!
Una de las actividades nocturnas es salir a dar una vuelta para ver tarántulas y escuchar monos y otros animales. Siendo noche cerrada, jamás pensé que fuera tan sencillo como salir unos metros del campamento para verlas.
O ni siquiera salir del campamento. Se podía ver alguna en el techo de alguna de las cabañas. ¿La mosquitera para a estos bichos?
Uno de los días, después de la caminata, volvimos al campamento haciendo rafting, que en este caso consistía en amarrar con un par de cuerdas 6 troncos que nos dejaron preparados, subirse a ellos (y bajarse de ellos varias veces por el camino para nadar en el río) y dejarse llevar por la corriente. Donde hay corriente, no hay pirañas. ¿Necesitas más garantías? Pues ni ésa va por escrito.
Antes de terminar, también vimos un árbol cuya corteza huele a ajo. Se ralla, se pone en algo que vayas a cocinar y le da toque a ajo. Otra hierba era la anestesia de la selva. Mordisqueabas mínimamente un tallito como de hierba y se te dormía la lengua, la boca, … dependía de cuánta mordieras.